La
ética en el funcionario público puede definirse como el carácter que
tiene el individuos con respecto a la moral y las
obligaciones ante la sociedad que le rodea, la misma se encarga de
orientar
las actuaciones del individuo para el logro de los objetivos o metas
planteadas a futuros para crecimiento personal y profesional. La moral
establece normativas o recglamentos los cuales evaluan el comportamiento
de los individuos en la sociedad para el buien común.
La ética y la moral pública son disciplinas que se encargan de
estudiar y analizar el perfil, la formación y el comportamiento responsable y
comprometido de los individuos que se ocupan de los asuntos públicos, generando
un cambio de actitud en ella al inculcarles valores de servicio público.
Los valores en la administración pública son
fundamentales, ya que forman parte de la cultura organizativa, la cual es
necesaria para la conducta del personal al ayudarle a crecer y a desarrollarse
en armonía.
El funcionario público es aquella persona que
presta sus servicios al Estado o a la administración pública, es decir desempeña
una función de servicio por lo que es necesario exigirle el estricto
cumplimiento de sus obligaciones así como el respeto a los derechos e intereses
del gobierno.
No es un funcionario público quien es contratado de
manera puntual y temporal para que preste un servicio público, por el contrario
se considera
servidor público a toda persona física que ha
formalizado su relación laboral con el Estado a través de un nombramiento
expedido previamente por el órgano administrativo competente, que lo faculte
legalmente para desempeñar un empleo, cargo o comisión dentro del gobierno.
Los servidores públicos deben apegar su actuación
al marco constitucional y legal, cumpliendo ciertos requisitos para acceder a
un cargo. Cualquier gobernado puede reclamar o denunciar la conducta indebida
por parte del funcionario público el cual deberá atenerse a la sanción
correspondiente que determine la Constitución o las respectivas leyes.
Las personas que trabajan en el servicio público,
al actuar de un modo éticamente correcto, van a ser más eficaces y eficientes
en sus tareas, lo que se verá reflejado en la confianza y credibilidad de la
ciudadanía a la que sirven. Mediante la ética pública se busca lograr un cambio
de actitud en los servidores públicos a fin de forjar en ellos una conducta
integral, con sentido de responsabilidad, lealtad a la institución para la que
trabajan y compromiso con los objetivos de la misma.
Prestar un servicio implica dos requisitos:
compromiso con el trabajo y respeto por la persona a quien se sirve. Si el
servicio se dirige a una comunidad, el compromiso es aún mayor y lo es más si
es público y si proviene del Estado. Esa es la razón por la que a las personas
que trabajan en la administración pública se las llama «servidores o
funcionarios públicos», cuya función es la de ayudar a resolver conflictos
comunes y a satisfacer las necesidades de la comunidad pensando en el logro de
un bien común.
Asumir un cargo público implica tener vocación y
compromiso por los asuntos colectivos, así como responsabilidad para con la
comunidad.
CUALIDADES
DEL FUNCIONARIO PÚBLICO
El
objetivo principal del Estado es el logro del bien común, el bienestar social,
su eficiencia del mismo se medirá en relación de que todas las acciones que se
realicen estén enfocadas a garantizar este fin.
La
Administración Pública es el medio y la estructura de que dispone el Estado
para garantizar el cumplimiento de sus objetivos. Esto es a las personas que
integran y conforman dicha armazón Institucional, llámeseles Servidores
Públicos, Colaboradores, Administradores o Funcionarios Públicos, deben ser
personas dignas, respetadas y honestas. Donde el factor moral constituye uno de
los elementos primordiales de los programas y políticas de Gobierno.
La
sociedad en general tiene la percepción negativa y adversa del quehacer
gubernamental debido a los problemas de corrupción, opacidad y discrecionalidad,
y a la deficiente cultura de rendición de cuentas en el sector público.
Actualmente existe una gran pérdida de valores que
se ve reflejada en la administración pública, en el desprestigio de los funcionarios
públicos y en las prácticas corruptas que en ella se producen, lo cual trae
consigo una falta de credibilidad en el gobierno y una sensación de traición
hacia la comunidad. En lo que respecta al ámbito público, cada gobierno actúa
de acuerdo con unos principios determinados, los cuales se establecen según sea
la naturaleza de cada pueblo, su historia, cultura y tradiciones.
La inclusión de la ética en los programas de
formación y estudio de los funcionarios públicos es una muestra de sensibilidad
social que pone el acento en un vivo espíritu solidario y en el valor de la
dignidad humana. Al mismo tiempo, impide la desnaturalización del servicio
público, motiva a la función pública y sostiene la idea de que el trabajo
administrativo siempre ha de ser realizado teniendo presente los intereses
colectivos
El
Código de ética proporciona una serie de ideas y conceptos que ayudan a
entender la diversidad de criterios morales y a partir de estos conceptos es
posible edificar una ética mas acorde con los valores, principios y costumbres,
traducido en la capacidad del Servidor Público para crear, pensar y desarrollar
actitudes mas acordes con su visión del mundo.
Este Código de Ética, se constituye como un instrumento del Servidor Público,
traducido en la capacidad para crear y motivar su criterio traducido en una
serie de normas, que lejos de limitar o coartar su libertad, le dan los
elementos para desarrollar su creatividad acorde con las funciones y niveles a
desempeñar dentro de la Función Pública. Los
principios contemplados en el Código de Ética, no son limitativos única y
exclusivamente para el ámbito laboral, sino que traspasan las fronteras
culturales y familiares.
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