martes, 9 de julio de 2013

Ética y Moral en el Funcionario Público

La ética en el funcionario público puede definirse como el carácter que tiene el individuos con respecto a la moral y las obligaciones ante la sociedad que le rodea, la misma se encarga de orientar las actuaciones del individuo para el logro de los objetivos o metas planteadas a futuros para crecimiento personal y profesional. La moral establece normativas o recglamentos los cuales evaluan el comportamiento de los individuos en la sociedad para el buien común.
La ética y la moral pública son disciplinas que se encargan de estudiar y analizar el perfil, la formación y el comportamiento responsable y comprometido de los individuos que se ocupan de los asuntos públicos, generando un cambio de actitud en ella al inculcarles valores de servicio público.
Los valores en la administración pública son fundamentales, ya que forman parte de la cultura organizativa, la cual es necesaria para la conducta del personal al ayudarle a crecer y a desarrollarse en armonía.
El funcionario público es aquella persona que presta sus servicios al Estado o a la administración pública, es decir desempeña una función de servicio por lo que es necesario exigirle el estricto cumplimiento de sus obligaciones así como el respeto a los derechos e intereses del gobierno.
No es un funcionario público quien es contratado de manera puntual y temporal para que preste un servicio público, por el contrario se considera servidor público a toda persona física que ha formalizado su relación laboral con el Estado a través de un nombramiento expedido previamente por el órgano administrativo competente, que lo faculte legalmente para desempeñar un empleo, cargo o comisión dentro del gobierno.
Los servidores públicos deben apegar su actuación al marco constitucional y legal, cumpliendo ciertos requisitos para acceder a un cargo. Cualquier gobernado puede reclamar o denunciar la conducta indebida por parte del funcionario público el cual deberá atenerse a la sanción correspondiente que determine la Constitución o las respectivas leyes.
Las personas que trabajan en el servicio público, al actuar de un modo éticamente correcto, van a ser más eficaces y eficientes en sus tareas, lo que se verá reflejado en la confianza y credibilidad de la ciudadanía a la que sirven. Mediante la ética pública se busca lograr un cambio de actitud en los servidores públicos a fin de forjar en ellos una conducta integral, con sentido de responsabilidad, lealtad a la institución para la que trabajan y compromiso con los objetivos de la misma.
Prestar un servicio implica dos requisitos: compromiso con el trabajo y respeto por la persona a quien se sirve. Si el servicio se dirige a una comunidad, el compromiso es aún mayor y lo es más si es público y si proviene del Estado. Esa es la razón por la que a las personas que trabajan en la administración pública se las llama «servidores o funcionarios públicos», cuya función es la de ayudar a resolver conflictos comunes y a satisfacer las necesidades de la comunidad pensando en el logro de un bien común.
Asumir un cargo público implica tener vocación y compromiso por los asuntos colectivos, así como responsabilidad para con la comunidad.
CUALIDADES DEL FUNCIONARIO PÚBLICO
El objetivo principal del Estado es el logro del bien común, el bienestar social, su eficiencia del mismo se medirá en relación de que todas las acciones que se realicen estén enfocadas a garantizar este fin.
La Administración Pública es el medio y la estructura de que dispone el Estado para garantizar el cumplimiento de sus objetivos. Esto es a las personas que integran y conforman dicha armazón Institucional, llámeseles Servidores Públicos, Colaboradores, Administradores o Funcionarios Públicos, deben ser personas dignas, respetadas y honestas. Donde el factor moral constituye uno de los elementos primordiales de los programas y políticas de Gobierno.
La sociedad en general tiene la percepción negativa y adversa del quehacer gubernamental debido a los problemas de corrupción, opacidad y discrecionalidad, y a la deficiente cultura de rendición de cuentas en el sector público.
Actualmente existe una gran pérdida de valores que se ve reflejada en la administración pública, en el desprestigio de los funcionarios públicos y en las prácticas corruptas que en ella se producen, lo cual trae consigo una falta de credibilidad en el gobierno y una sensación de traición hacia la comunidad. En lo que respecta al ámbito público, cada gobierno actúa de acuerdo con unos principios determinados, los cuales se establecen según sea la naturaleza de cada pueblo, su historia, cultura y tradiciones.
La inclusión de la ética en los programas de formación y estudio de los funcionarios públicos es una muestra de sensibilidad social que pone el acento en un vivo espíritu solidario y en el valor de la dignidad humana. Al mismo tiempo, impide la desnaturalización del servicio público, motiva a la función pública y sostiene la idea de que el trabajo administrativo siempre ha de ser realizado teniendo presente los intereses colectivos
El Código de ética proporciona una serie de ideas y conceptos que ayudan a entender la diversidad de criterios morales y a partir de estos conceptos es posible edificar una ética mas acorde con los valores, principios y costumbres, traducido en la capacidad del Servidor Público para crear, pensar y desarrollar actitudes mas acordes con su visión del mundo. 
Este Código de Ética, se constituye como un instrumento del Servidor Público, traducido en la capacidad para crear y motivar su criterio traducido en una serie de normas, que lejos de limitar o coartar su libertad, le dan los elementos para desarrollar su creatividad acorde con las funciones y niveles a desempeñar dentro de la Función Pública. Los principios contemplados en el Código de Ética, no son limitativos única y exclusivamente para el ámbito laboral, sino que traspasan las fronteras culturales y familiares.

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